Te bastó que te amara

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón

Cuando entregabas las voces de tu cuerpo,
parecías nacer de mis brazos, a cada momento.
Desde tu vientre me hablaba un niño,
desde tu vida que era mi vida.
Nos miraba la noche, mientras besaba al tiempo.
Me bastó que me amaras,
te bastó con mi pecho.
Cuando entregaba las voces de mi cuerpo,
parecía nacer de tus brazos, a cada momento.
Desde tu vientre me hablaba un niño,
desde mi vida que era tu vida.
Nos miraba la noche,
mientras besaba al tiempo.
Te bastó que te amara
Me bastó con tus pechos.
Llegaste de ternura,
a montar en mi halazán.
Corriendo con mis ojos que a todas partes van.
Y el sudor de tu cuerpo humedeciendo aromas.
Te bastó que te amara,
me bastó con tus pechos.
Llegaste de cintura
a montar en mi halazán
Corriendo con mis ojos que a todas partes van
Y el sudor de tu cuerpo humedeciendo aromas.
Te bastó que te amara
Me bastó con tus pechos.

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Ana, tu fino aroma

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón
Texto: David Cherician

Ana
tu fino aroma
perfuma
la mañana,
tu mano vuela
como la paloma.
Cedió a la hoja femenina
su vocación de porcelana
y en todo pones
la cadencia fina
del aroma que mana,
desde tus manos,
Ana.

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La niña que yo más quiero

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón

Texto: David Cherician
La niña que yo más quiero
Tiene la vida en los ojos
Lágrimas en el pañuelo
Y sabe hablar con los ojos
La niña que yo más quiero
Tiene los pies en el suelo
Y música en los oídos
Y en el corazón un vuelco
Y es triste con todo el cuerpo
La niña que yo más quiero

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Una vez

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón

Una vez hablé de ti
con un suspiro que salió rozando el alma,
en mi vocación de susurrarte al pecho,
versos, olas, la nave del poniente donde te perdí…
Y sólo con tu sobresalto, de noches sin ciudad,
te vi cerrar el cielo con tu andar.
Y aquel momento se acostó en tu piel
para decir adioses al amanecer.
Y desperté en la soledad
de respirar el fruto de la intimidad
cuando me dejaste llegar a ti.
Una vez hablé de ti
con un querer que se posó en tu ausencia,
tierna como un eco cuando cae el rocío,
tibio entre los cuerpos donde residir.
Y te nombré como un diseño del sudor
que vuela con tu sencillez.
Y te sentí entre los ecos de mi voz
perdiéndome en tu timidez.
No hubo ni una sola imagen
que poblara tu recuerdo.
Y aquel instante que vivimos
fue el preludio de esta pena
cuando me dijiste que no eras mía.
Una vez hablé de ti
con una edad de andenes sin regreso,
donde la lluvia asola sin perdón ni memoria,
golpeando allá en los techos sin rezos ni deidad.
Y te nombré junto a un sinsonte velador
que canta por tu insensatez.
Y te busqué entre los hijos de mi ser
toda mía con tu desnudez.
Y te encontré en un recodo del Señor….
Una vez hablé de ti.

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Vuela

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón

Vuela,
vuélvete estrella,
vuélvete credo y bondad.
Vuela,
mujer de siglos,
rosa en la noche,
mi cantar.
Sólo tu nombre es ciudad
Sólo tu nombre es amor.
Parte,
no te detengas,
vuélvete cielo al pasar.
Cruza,
se firmamento,
pasión que crece,
fecundidad.
Sólo tu nombre es heredad.
Sólo tu nombre en manantial.
Vuela entre mis manos,
si te marchitas las campanas van a doblar.
Mujer de siglos,
Sin tu sonrisa, los caminos van a llorar.
Sólo tu nombre es ciudad.
Sólo tu nombre es amor.
Sólo tu nombre perdurará.

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De tus manos

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón

Acariciando rostros de esperanzas
mi vida está llegando hacia tu vida.
De tus manos temblorosas
voy rompiendo silencios con tu nombre.
Se van corriendo tiernas alabanzas
de tus labios tristes pecadores.
De ti saldrá mi alma con tu alma
y a ti mi barca irá cuando me vaya.
Dame todo el aliento que se muere
y esos pechos de almohada
aunque me quemen.
Acariciando entregas de tu alma
voy cercando la piel de tus excesos.
En tus pechos clamorosos
voy sintiendo el olor del Universo.
Dame todos los credos de tu cuerpo
y el latido que nace allá en tu centro.
De mi saldrá tu alma con mi alma
y a ti mi amor irá cuando te vayas.
Dame todo el aliento que se muere
Y esos pechos de almohada
aunque me quemen.
Acariciando arenas de esperanza,
mi vida va colmando un sol de tierra.
De tus manos amorosas
voy rompiendo tristezas con tu nombre.

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Pequeña Rosa

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón
Texto: En ti la tierra, Pablo Neruda

Pequeña
rosa,
rosa pequeña,
a veces diminuta y desnuda,
parece,Que en una mano
cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero
de pronto
mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,
has crecido.
Suben tus hombros como dos colinas.
tus pechos se pasean por mi pecho,
mi brazo alcanza a penas a rodear la delgada
línea de luna nueva que tiene tu cintura,
en el amor como agua de mar te has desatado,
mido apenas los ojos más extensos del cielo
y me inclino a tu boca para besar la tierra.

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Mi Dulce Niña

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón

Mi dulce niña:
Se fue de nosotros la calle
por donde la Habana nos viera pasar;
diciendo el poema de noches que han muerto
y a fuerza de tiempo, lo vas a olvidar.
Pregonando, tus ojos se confunden,
entre los portales,
entre amigos que llegan
y amigos que se van.
Buscando caminos de poetas perdidos,
buscando el aliento que solo tú das.
Vida en mi vida:
Pasaste por todos mis años.
Milito en tu cuerpo
y junto a ti, construyo la ciudad,
donde un niño riendo,
saldrá a nuestro encuentro.
donde los trovadores, te van a cantar;
te van a cantar, entre los portales,
entre amigos que llegan
y amigos que se van.
Mi dulce niña:
Se fue de nosotros la calle
por donde la Habana nos viera pasar;
diciendo el poema de noches que han muerto
y a fuerza de tiempo, me vas a olvidar.
Me vas a olvidar, entre los portales,
entre amigos que llegan
y amigos que se van.

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Quiero

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón

Quiero cuando estemos solos
recordar los momentos
en que te dije te quiero
y sentir como pasa el tiempo
como canta el viento
cuando estés entre mis brazos
Yo no sé porque te has ido
ni en que sitio te desatas
cuando aquí es otoño ya
y el tiempo que se va
sin verte regresar…
Tú reías de alborozo
con mi último poema.
Yo cantaba y retenía en mi voz
tu forma de sentir
tus ansias de vivir.
Quiero cuando estemos solos
tú y yo.
Recordar los momentos
en que te dije te quiero.
Y tener todos tus encantos
mirarme en tus pechos
y decirte:
Yo no sé si tu recuerdas como todo amanecía
con la luz que hay en tu cuerpo en sol;
tu forma de mirar
tu olor que se me va.
Dondequiera que hoy te encuentres
nacerán las hojas mustias
de tanto suspirar
pues me han visto penar
en tu lecho de amor y no estás.

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Si Dios me diera un día más

Vuela, Reynaldo Fernández Pavón

Si se pudiera empezar a vivir otra vez
Caminaría con tu amor
Colgado a mi interior.
Si Dios me diera un día más…Sólo un instante más,
le mostraría tu ser a la eternidad.
Descubriria mi rosto al Sol.
Despertaría en tu ciudad.
Le robaria al horizonte, tu cuerpo en flor.
Regresaría tu puiel de ocaso
y besaría tu olor a sieno
y tu sudor, tu aliento en vuelo, si te tuviera…
Si te tuviera.
Si yo pudiera escribir lo que siento por ti,
reinventaría la fe en una frase de sal.
Si yo encontrara tu voz, desde la antigüedad,
hablarían por mi los que pasaron ya.
Descubriria mi rostro al Sol.
Despertaría en tu ciudad.
Le robaria al horizonte, tu cuerpo en flor.
Regresaría tu piel de ocaso
y besaria tu olor a sieno,
y tu sudor, tu aliento en vuelo si te tuviera…
Si te tuviera.
Si Dios me diera un día más.

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